jueves, 30 de agosto de 2018

Ataúdes colgantes (Sagada, Filipinas)


En esta región, los lugareños entierran a sus parientes en ataúdes, pero no en el suelo, sino en una roca. Para tener derecho a ser enterrado de esta manera, hay que cumplir varias condiciones: estar casado y tener nietos. Esta tradición ya tiene aproximadamente dos mil años: se cree que cuanto más alto es el ataúd, más cerca del cielo está el alma del difunto.

Según la tradición, el ataúd debe ser confeccionado por la persona aún en vida. Al morir, sientan su cuerpo en una silla (la silla de la muerte), tapado con una sábana blanca y ahumándose con inciensos. Antiguamente, los huesos se les quebraban para que pudieran entrar en posición fetal en los féretros que no medían más de un metro de largo, volviendo de esa manera a la misma posición en la que habían entrado a la vida. Una forma de cerrar el círculo. Sin embargo, en los últimos años comenzaron a usar féretros más grandes.

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